Transferencia, contratransferencia y ese vínculo que puede cambiarlo todo
"No se trata de encontrar respuestas perfectas. Se trata de encontrar un lugar donde hacernos buenas preguntas."
Empezar una terapia es, para muchas personas, un acto de valentía. Y elegir con quién hacerlo, puede ser una de las decisiones más importantes del proceso. Por eso, hoy quiero hablar del vínculo terapéutico: esa relación que se construye entre paciente y terapeuta y que puede transformarse en una herramienta poderosa de cambio.
El vínculo importa. Y mucho.
En psicoterapia no sólo importa el "método". Importa, sobre todo, el lazo. La transferencia y la contratransferencia son palabras técnicas, pero en el fondo hablan de algo profundamente humano: cómo nos vinculamos.
Transferencia: cuando el pasado se mete en el presente
En terapia, muchas veces sentimos cosas por nuestro terapeuta que no entendemos del todo: confianza inmediata, miedo, bronca, admiración. Eso se llama transferencia.
No es algo "malo", ni un error. Es la repetición de un guion viejo, un eco de relaciones pasadas que se cuela en este nuevo vínculo. Es una pista. Un punto de partida para trabajar en lo que duele y no se pudo nombrar.
Contratransferencia: cuando al terapeuta también le pasan cosas
Los/as psicólogos/as también sienten. También se movilizan con lo que escuchan. También son personas.
La contratransferencia es lo que el paciente despierta en quien lo escucha. Puede ayudar a comprender mejor lo que está en juego en la relación, o puede entorpecer el proceso si no se reconoce. La diferencia está en la actitud profesional: en saber ver, revisar y trabajar lo que a uno le pasa.
La relación terapéutica como condición de posibilidad
Hay muchas formas de hacer terapia, pero si hay algo en común en los procesos que realmente ayudan, es el vínculo. La confianza que se va tejiendo. La sensación de que, por fin, alguien está ahí para escuchar sin juzgar. El vínculo terapéutico no es simétrico, pero sí es recíproco en cuanto al compromiso.
Un buen vínculo puede ser reparador. Puede abrir. Puede permitirnos decir lo que nunca dijimos. Y eso, ya es transformador.
El/la psicólogo/a también es sujeto
Un profesional responsable no es el que "sabe todo", sino el que trabaja sobre sí mismo, se cuestiona, reconoce sus límites. Tener conciencia de la propia historia, de las ideas que nos atraviesan, de los prejuicios, es parte del trabajo clínico. La neutralidad absoluta no existe, pero sí existe el compromiso con la ética.
Elegir con quién hablar
No hay una fórmula para elegir psicólogo/a, pero hay algo que podés observar: ¿Cómo te sentís en ese espacio? ¿Podés hablar libremente? ¿Te sentís escuchado/a, respetado/a? ¿Tenés ganas de volver?
No se trata de encontrar alguien que te diga lo que querés escuchar, sino alguien que se anime a acompañarte en lo que realmente necesitás decir. Alguien que te respete, que te escuche, que pueda sostener con honestidad lo que en vos está buscando salir.
Una frase para llevarte:
La transferencia no es un obstáculo. Es una oportunidad. Es el espejo que permite ver lo que aún no se pudo nombrar.
Si este texto te dejó pensando, si estás por dar el paso de iniciar una terapia o si alguna vez sentiste algo "raro" con tu terapeuta y no supiste si hablarlo: este espacio también es para vos.
Podés escribirnos, compartir lo que pensás o simplemente quedarte con la frase que hoy te resuene.
Lo importante es que sepas que hablar ayuda. Y que elegir con quién hacerlo, también.