Mis favoritos: Annette (1951), de Alberto Giacometti
Ficha de la obra
- Título: Annette
- Año: 1951
- Técnica: óleo sobre lienzo
- Autor: Alberto Giacometti
- Museo: Colección privada / Fundación Giacometti, París
Hay una
mujer. Sentada, envuelta en líneas que no terminan de ordenarse.
Su rostro impacta: parece querer hablar, pero se contiene.
Permanecer, pero a medias.
Sus manos, atrapadas.
Su pecho, cubierto por una pincelada que no deja mostrar del todo.
Es una imagen que me cuesta mirar, pero a la vez no puedo dejar de hacerlo.
Si habla
de mí, veo una mujer desolada.
Atrapada en un vínculo sin escapatoria.
Temerosa, complaciente. Inmóvil.
Como si su deseo estuviera encapsulado en ese cuerpo que no puede moverse, que
no puede ser.
Y sin embargo, sigue estando ahí.
Sosteniéndose.
Tal vez esperando. Tal vez resignada.
Tal vez con una fuerza silenciosa que aún no encuentra forma de hablar.
Desde la
psicología, esta obra podría hablar del trauma, de la inhibición, del
sometimiento a la mirada del otro.
Desde el psicoanálisis, podría pensarse como el resultado de un vínculo que
marca el cuerpo y la subjetividad.
Pero más allá de toda teoría, lo que me dice es que hay algo que insiste, que
late, incluso cuando todo alrededor parece haber perdido sentido.
Y eso… eso también es humanidad.
Mirá esta
obra. Permitite sentir lo que te produce.
Tal vez no entiendas por qué.
Tal vez no encuentres palabras.
Pero si algo se mueve dentro tuyo… es porque ya empezó a hablarte.
Alberto
Giacometti
(1901–1966) fue un escultor y pintor suizo. Su obra está atravesada por la
experiencia de la guerra, la soledad y la búsqueda incesante de la esencia
humana. Las figuras que representa parecen consumidas por el tiempo, estiradas,
casi fantasmas.
Pintar y esculpir era, para él, una forma de no perderse.
En sus líneas desordenadas y repetidas, muchas veces podemos ver una lucha
interna por encontrar un punto de anclaje, una identidad posible, un rostro
verdadero.
Annette Arm fue la esposa de Alberto Giacometti, y también una de sus modelos más frecuentes. Su figura aparece reiteradamente en las obras del artista, especialmente en los retratos y esculturas realizados entre las décadas de 1940 y 1960. Su presencia en el arte de Giacometti es enigmática: silenciosa, inmóvil, a menudo envuelta en una atmósfera de soledad o introspección. "Annette" (1951) es una de las obras más reconocidas que la representa, y permite entrever no sólo la relación entre artista y modelo, sino también la densidad emocional de ambos mundos internos.
