Decir lo que duele: la devolución como acto clínico y ético

"No toda verdad puede decirse en cualquier momento, ni de cualquier manera.
Pero hay verdades que no pueden seguir calladas."

En la práctica clínica con niños, niñas y adolescentes, hay momentos en los que la ética nos obliga a decir cosas difíciles. Devoluciones que, aunque cuidadosas, generan malestar. Palabras que, por más que se trabajen desde el respeto, incomodan, irritan, confrontan.

Especialmente cuando las devoluciones apuntan a prácticas adultas que afectan a lxs niñxs: violencia, desamparo emocional, exigencias desmedidas, invalidación constante.

El riesgo del abandono

En esos casos, es frecuente que, al recibir una devolución que los incomoda, los adultos se retiren del proceso. Cortan el vínculo terapéutico, interrumpen el tratamiento del niño/a o descalifican el trabajo clínico.

Y aunque duele, aunque se sienta como un fracaso, sabemos que no lo es.
Lo verdaderamente clínico es haber sostenido la palabra que el niño no puede decir por sí solo.

¿Cómo comunicar lo que va a doler?

  1. Preparar el momento
    No se improvisa una devolución delicada. Se trabaja desde el primer encuentro. Se construye un vínculo donde la palabra pueda tener peso, incluso cuando incomoda.
  2. Hablar desde el cuidado, no desde el juicio
    "Esto que observo puede estar generando malestar en tu hijo/a" no es lo mismo que "Esto está mal".
    Nombrar lo que ocurre sin etiquetar a la persona.
  3. Nombrar la dificultad del propio decir
    Compartir que lo que se va a decir no es fácil tampoco para quien lo dice, puede humanizar la situación. "Me cuesta encontrar las palabras, pero necesito compartir algo que creo importante para el bienestar de tu hijo/a."
  4. Ofrecer sostén tras la devolución
    No soltar la palabra y esperar que el otro la reciba como pueda. Sino quedarse ahí, habilitar el diálogo, sostener la angustia que se produce.

Cuando la verdad es rechazada

A veces, a pesar de todo el cuidado, la palabra es rechazada.
Y sí, eso también forma parte de lo real en la clínica.

Lo importante no es evitar decir, sino no decir desde el enojo, desde el cansancio, desde la necesidad de tener razón.
Lo importante es que cuando se diga, se diga por y para el niño.
No por el ego del profesional. No por ganar la discusión.

Un mensaje para colegas

Si alguna vez te fuiste a casa con la sensación amarga de haber "perdido un caso" por una devolución que dolió…
Si alguna vez tuviste que sostener la angustia de decir algo que sabías necesario, pero temías que rompiera el vínculo…

Quiero decirte: hiciste lo que había que hacer.
Y ese gesto ético, aunque no sea comprendido en el momento, deja una marca.

Lic. Valeria Díaz – Psicóloga
Psicoterapia | Caminatas terapéuticas | Reflexión y vínculo

📍 Montevideo Oeste | Atención también en modalidad online
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"Caminar es también una forma de pensar."
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